Las superficies corrugadas obtenidas por la formación de crestas helicoidales internas, se muestran como un método exitoso para mejorar la transferencia de calor, reduciendo, por tanto, el tamaño de un intercambiador de calor. Lo que resulta de gran interés para una amplia variedad de situaciones de ingeniería, como procesos quimicos para líquidos viscosos, o también, en la industria alimentaria. Su aplicación para el tratamiento de productos lácteos es también muy recomendable ya que se reduce el riesgo de incrustaciones y consecuentemente el ensuciamiento superficial.
En estas geometrías en espiral mejoradas, la transición al flujo turbulento puede ocurrir a valores de número de Reynolds muy inferiores a 2000. Esta transición temprana está acompañada de un aumento significativo de transferencia de calor que asume valores entre 1,1 y 6 en el rango de número de Reynolds 300-1800.
Ventajas inmediatas de los tubos corrugados son tiempos de proceso más cortos debido a la transferencia de calor más rápida, un tratamiento térmico más homogéneo debido a la capacidad de mezclado, niveles más bajos de ensuciamiento debido a los altos niveles de turbulencia generados y tiempos de funcionamiento más largos entre los períodos de limpieza.
